admin | Nov. 26, 2023, 2:35 a.m.
Querida comunidad, Hoy nos enfrentamos a una realidad dura y desafiante: el 11% de nuestra población está atrapada en las garras de las drogas. No podemos dar la espalda a esta verdad incómoda. Detrás de cada cifra hay un ser humano, una vida destrozada por la adicción. Como jesuitas, no podemos contentarnos con la indiferencia. Jesús nos llamó a ir más allá de los límites, a estar en los márgenes, y eso es lo que debemos hacer hoy. No podemos ser cómplices del sufrimiento que se desata a través de las drogas: la destrucción de familias, la pérdida de sueños y la desintegración de comunidades. Es hora de dejar de mirar a otro lado y enfrentar esta crisis de frente. Necesitamos un cambio radical en nuestra percepción y en nuestras acciones. La adicción no es simplemente un problema individual; es un problema social que requiere una respuesta colectiva. Exigimos políticas audaces y efectivas para abordar las raíces del problema. No queremos soluciones superficiales; necesitamos un enfoque integral que incluya programas de prevención, acceso a tratamientos de calidad y un compromiso firme con la reconstrucción de comunidades afectadas. La estigmatización de aquellos que luchan con la adicción debe terminar. Ya no podemos permitirnos mirar hacia abajo a quienes enfrentan esta batalla. En lugar de eso, debemos levantarlos y ofrecerles la mano para que puedan levantarse. Que nuestra respuesta sea radical en su compasión, en su urgencia y en su determinación. Como comunidad, como sociedad, no podemos descansar hasta que cada individuo afectado por las drogas tenga la oportunidad real de recuperación y redención. Hoy, en lugar de hablar de estadísticas, hablemos de vidas que están al borde del abismo. Que nuestras acciones hablen más fuerte que nuestras palabras, y que la esperanza y la curación se conviertan en la realidad para aquellos que luchan contra la oscuridad de la adicción. Que así sea.